"Valeri Serra i Boldú referint-se als batejos de Llorenç de Vallbona, el 1931, escrivia:
“En la comitiva de padrinos y demás acompañantes que llevan el recién nacido a la iglesia, figuran al frente unas niñas llevando unos cantaritos de vidrio y una toalla, que el sacerdote usa después del bautizo. Las comadres del pueblo están atentas para saber qué tal se portaron los padrinos, puesto que éstos pagans u tributo a la Virgen del Rosario, depositando una limosna en la azafata que les presentan las mayoralas. Luego de aventadas las campanas para festejar el ingreso en la Iglesia de un nuevo cristiano, tocan tantas batalladas como sueldos dióse de limosna. Acto seguido las administradoras de la Virgen van a visitar a la madre del bautizado, y es costumbre que a esta visita asista su hijo colocado encima de la cama, con todas las galas con que vino de la parroquia, de las cuales en manera alguna se le despoja hasta tanto que su madre recibió la visita y ofreció limosna a María Santísima. Las mayoralas colocan luego la azafata en la mesa donde se sirve el refresco a los que fueron al bautizo, terminando lo cual se levanta la comadrona y pide por sí; no con fórmula propia como en Bovera, donde se levanta y dice tendiendo la mano a padrino y madrina: “Se me rompió la cinta del delantal”, y ellos que saben a dónde va la indirecta, le dans sus honorarios” (Serra,1931:6)"
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